Estrategias empresariales frente al Brexit

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La expansión de la economía mundial que comenzó a mediados de 2016 continúa, y las previsiones apuntan a que se mantendrá en el corto plazo. Sin embargo, como consecuencia del aumento y materialización de determinados riesgos para el crecimiento mundial a lo largo de 2018, -entre los que destaca las presiones proteccionistas sobre el comercio mundial y las debilidades de determinadas economías emergentes frente a la subida de tipos en Estados Unidos-, las expectativas se han ido reduciendo.

De esta forma, el Fondo Monetario Internacional revisó a la baja en dos décimas sus perspectivas de crecimiento global para 2018, 2019 y 2020 hasta el 3,7%. Además, su distribución es más dispar. Mientras que Estados Unidos mantiene un crecimiento excepcionalmente robusto, venimos asistiendo a un deterioro de las expectativas para algunas economías emergentes, así como para la zona del euro y el Reino Unido.

Centrándonos en este último, el impacto económico del Brexit en la economía británica se ha puesto de manifiesto durante este año 2018 a través de un menor crecimiento que la media europea (también previsto para los dos próximos años), la caída de la libra y la subida de los precios.

La incertidumbre sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) está ya afectando en las relaciones con sus principales socios europeos. Cabe recordar a este respecto que Reino Unido es el segundo inversor mundial en España, y también el segundo país receptor de inversiones españolas, sólo por detrás de Estados Unidos. Según los últimos datos disponibles correspondientes a la posición inversora, el Reino Unido acumulaba en 2016 inversiones en España por valor de más de 49.800 millones de euros, mientras que la inversión acumulada por España en Reino Unido superó ese año los 77.000 millones de euros.

De cara al ya muy próximo año 2019, el Brexit va a seguir constituyendo el principal riesgo al que se enfrenta Europa. Si bien, tras año y medio de negociaciones, la UE y el gobierno británico han llegado a un acuerdo respecto a los términos de la ruptura y el proceso de transición -por lo pronto previsto hasta diciembre de 2020-, su ratificación se encuentra bloqueada en el Parlamento británico.

En el caso de que el acuerdo de salida no se ratifique, no habría periodo de transición y el Brexit se produciría de la forma más drástica el 29 de marzo de 2019, dejando a partir de entonces de aplicarse el Derecho de la UE al y en el Reino Unido. Salvo que el Reino Unido decida unilateralmente parar el proceso según lo establecido en una sentencia del pasado 18 de diciembre de 2018 del Tribunal de Justicia de la UE, o que los 28 estados miembros acuerden de forma unánime posponer esta fecha.

En estas circunstancias, no es de extrañar que la Comisión Europea haya comenzado a aplicar esta semana un plan de acción de contingencia para el caso de que no se produzca un acuerdo. Busca así proteger parcialmente a sectores, -incluyendo, entre otros, a los servicios financieros, el transporte aéreo y las aduanas- en los que la falta de acuerdo generaría fuertes perturbaciones para los ciudadanos y las empresas de la que ya sería una EU-27. Se hace aún más evidente, por tanto, que la hipótesis de un Brexit duro es un escenario a considerar.

Y, en cualquier caso, queda todavía pendiente toda la negociación relativa a las normas que regularán las futuras relaciones, también de una enorme complejidad. En la Tabla 1 se presentan posibles escenarios para las mismas, desde los casos de mayor integración a las normas comunitarias hasta el de menor integración, con relaciones equivalentes a la que mantiene la UE con los países terceros miembros de la Organización Mundial del Comercio. Las estrategias empresariales para enfrentarse al Brexit difieren necesariamente en función del escenario considerado.

 

TABLA 1. POSIBLES ESCENARIOS PARA LA RELACIÓN FUTURA ENTRE LA UE Y EL REINO UNIDO.

 

Fuente: Equipo Económico.

 

A las dificultades políticas internas que está afrontando la cuestión del Brexit en el Reino Unido, se une el año próximo el calendario electoral europeo (elecciones al Parlamento Europeo, nueva Comisión Europea) y la necesidad de que tenga que ser posteriormente aprobado por todos los parlamentos –del Reino Unido y el Parlamento Europeo, pero también por los 27 parlamentos nacionales restantes-. Este está demostrando ser en los últimos años un camino de resultados inciertos, siendo el escenario sin acuerdo y de Brexit duro en 100 días uno de los posibles.

 

José María Romero Vera
Gerente del Área económica e Internacional. Equipo Económico.

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