La digitalización está impactando significativamente en las diferentes dimensiones del modelo de negocio de las compañías. La irrupción de las tecnologías digitales está cambiando la forma en la que las compañías se relacionan con sus clientes y proveedores, la manera en la que coordinan y desarrollan sus operaciones a lo largo de su cadena de suministro, y el modo en que articulan los procesos de sus áreas corporativas para soportar y atender las necesidades del negocio. Estos cambios se están traduciendo en incrementos materiales de productividad y en simplificaciones más que significativas en el desarrollo de determinadas actividades.
Además, la digitalización también está facilitando la entrada de nuevos participantes en los ecosistemas de negocio con propuestas de valor diferenciales y disruptivas, que hacen peligrar seriamente las posiciones que algunas compañías habían logrado conquistar en su sector y mercado.
Todo ello está obligando de forma generalizada a las compañías a reflexionar sobre su modelo de negocio, y a abordar programas de transformación con los que adecuar sus procesos, organizaciones y sistemas al nuevo escenario competitivo, utilizando las nuevas posibilidades que ofrece la digitalización como palanca de cambio.
En este escenario, las compañías están lanzando programas con el ánimo de digitalizar los procesos de back office de sus áreas soporte (finanzas, recursos humanos, administración, compras, etc.) y de negocio (logística, gestión comercial, marketing, etc.), llevándolos hacia modelos altamente automatizados, escalables y flexibles.
La implantación de estas capacidades organizativas y tecnológicas es condición necesaria para adecuar los procesos de back office a las necesidades de la transformación que las compañías están llevando a cabo sobre su modelo de negocio, y que tiene como fin el hacer frente a los retos del nuevo contexto competitivo. Los elementos necesarios identificados para lograr la incorporación de estas nuevas capacidades en las compañías son principalmente dos:
- Inversiones en tecnologías digitales avanzadas, en áreas como la robótica, la inteligencia artificial generativa y la analítica embebida.
- Nuevo talento con el conocimiento experto necesario para su aplicación sobre los procesos afectados, y su operación posterior en continuo.
Como mejor forma para lograr la incorporación de estas capacidades, las compañías están optando por traspasar o externalizar la operación de sus procesos de back office a un tercero experto en la transformación y operación de este tipo de procesos. Esta opción es un catalizador del proceso de transformación, dado que el tercero aporta la tecnología digital necesaria y lo recursos expertos en su aplicación, y, a su vez, cuenta con dilatada experiencia en procesos de similar naturaleza. Con ello, las compañías consiguen reducir las necesidades de inversión en tecnología y dotan al programa del nivel de certeza y eficacia que una iniciativa tan compleja como ésta requiere.
De forma que, la externalización de los procesos de back office hacia un tercero experto ofrece a las compañías las siguientes 4 ventajas estratégicas:
- Acceder a tecnologías emergentes y soluciones digitales, posibilitando adaptarse a un entorno tecnológico en constante evolución (expertise en procesos y mejora continua), sin necesidad de fuertes inversiones (tanto en activos como en formación y adaptación del personal).
- Mayor capacidad de ejecución, gracias a la eficacia en la implementación y gestión de operaciones, las cuales garantizan resultados tangibles y beneficios operativos.
- Flexibilidad, mayor capacidad para adaptarse a cambios en los requisitos del negocio y en el entorno operativo, garantizando una colaboración dinámica que puede ajustarse según las necesidades cambiantes de la organización.
- Escalabilidad, capacidad de integrar operaciones según las demandas del negocio, lo que ayuda a evolucionar, expandirse y crecer de manera sostenida.
Otras alternativas a la externalización, que es la práctica más generalizada por la que están optando las compañías, requieren un elevado nivel de inversión e implican un riesgo en su ejecución que las hace inviables, afectando significativamente a la estrategia a corto y medio plazo definida por las empresas para mantener su posición en el mercado y preservar la sostenibilidad del negocio a futuro.
Prueba de esta tendencia a la externalización es el anuncio por parte de importantes corporaciones de distintos sectores (telecomunicaciones, seguros, bancario, eléctrico y alimentación, entre otros) de crear alianzas con terceros expertos para operar, transformar y modernizar los procesos y los servicios corporativos, creando empresas conjuntas, y centros de excelencia de servicios de IT, para acelerar la estrategia de transformación digital.
Por último, es relevante mencionar que las compañías son conscientes de que esta práctica de externalización también debe contemplar que, por el contrario, aquellas actividades más estratégicas o de mayor valor añadido deben permanecer en sus estructuras internas. La definición de las directrices y políticas a seguir en éstas permite un desarrollo alineado con las prioridades estratégicas, así como un control y seguimiento óptimo del nivel de servicio.
En definitiva, nos encontramos en un contexto de transformación tecnológica exponencial, que exige cambios sustanciales en las compañías para crecer en eficiencia, productividad y competitividad, la única garantía de su viabilidad en el largo plazo.
Pierre Moinet Ybarra
Director Adjunto – Área financiera