Hace tan solo año y medio el Fondo Monetario Internacional pronosticaba para Argentina una tasa de crecimiento nula para este año 2017 y también para 2018. En el caso de cumplirse esas proyecciones, la economía argentina sumaría una década perdida desde que la crisis financiera internacional afectase también, de forma importante, a los países dependientes en sus cuentas corrientes de la exportación de materias primas, en este caso de las agrícolas. Sin embargo, como se puede observar en el gráfico 1, en su último informe de perspectivas económicas para Latinoamérica del mes de enero, el FMI estima una evolución del PIB argentino del 2,2% para 2017 y del 2,8% el próximo año.
Gráfico 1: Evolución de las previsiones del FMI sobre el crecimiento de Argentina en el periodo 2016-2018.
Fuente: FMI.
En un contexto internacional de mayor incertidumbre, estos casi tres puntos porcentuales de revisión al alza de la estimación del PIB han de atribuirse al cambio de rumbo en la política económica del país, liderada ahora por el gobierno de Mauricio Macri. En un año el gobierno ha llevado a cabo importantes reformas, demostrando también su capacidad de gobernar pese a estar en minoría en las dos cámaras del parlamento. Tres han sido sus líneas principales de actuación en materia económica: la recuperación de la estabilidad financiera (eliminación de los controles de tipo de cambio, mecanismos de control de la persistente inflación en línea con la acción del nuevo consejo del Banco Central, inclusión de objetivos de consolidación fiscal, etc.); la recuperación de la confianza internacional (acuerdo con los acreedores internacionales, estadísticas públicas creíbles, participación en los organismos multilaterales, aprobación de la Ley de Participación Público Privada, etc.); y la apertura exterior (eliminación de controles a la exportación y mayor agilidad para las importaciones).
Pese a los efectos contractivos que estas reformas estructurales suelen tener en el corto plazo, han conseguido en 2016 estabilizar la economía del país y sentar las bases para el crecimiento durante este año 2017. La inversión, tanto la pública de la mano de un ambicioso programa de infraestructuras, como la privada en sectores como las energías renovables y el agroalimentario, será el principal impulsor del crecimiento este año. No obstante, el Gobierno argentino tiene ahora un doble reto: en primer lugar, que también el sector exterior apoye el crecimiento gracias a un incremento de la productividad, hoy en día representa apenas el 10% del PIB argentino, mientras que por ejemplo en España su peso supera el 32% del PIB; en segundo lugar, que el crecimiento se traduzca en generación de empleo, reducción de la pobreza y aumento de bienestar de sus ciudadanos y, por tanto, se consolide la mejora en la confianza y el consumo privado. Sin duda, las elecciones legislativas argentinas de octubre de este año aprietan en este último punto.
En esta situación, y tras la recuperación de la normalidad institucional en España, se enmarca la visita de Estado del Gobierno de la República Argentina a España esta semana. El motivo económico principal es la búsqueda de nuevas inversiones españolas en la economía argentina, no solo por parte de las multinacionales, también de las medianas y pequeñas empresas. Cabe destacar que España es el segundo país en stock inversor en Argentina, por detrás de EE.UU. Tras la ola inversora española en el Cono Sur a finales de los 90, las empresas españolas buscaron en los años que siguieron compensar el riesgo asumido apostando por el mundo anglosajón, con Reino Unido a la cabeza. Ante la deriva proteccionista en el Atlántico Norte, podría ser buen momento para mirar de nuevo hacia el sur. Los números empiezan a ayudar, confiamos en que también sea el caso respecto a la progresión hacia un marco institucional y legal amigable con la inversión internacional, y sostenido en el tiempo. A este respecto, el cierre de un acuerdo de asociación entre la UE y Mercosur –que incluye un tratado de libre comercio- sería sin duda otro paso hacia adelante, por lo que deseamos que la próxima ronda de negociaciones que tendrá lugar en Buenos Aires a finales de marzo consiga un importante avance en este sentido.
Jose María Romero
Gerente del área económica y negocio internacional, Equipo Económico