Madrid, 15 de enero de 2024. El presidente de Equipo Económico, Ricardo Martínez Rico, ha reclamado hoy al sector público que cree un marco institucional estable y predecible para generar más confianza y facilitar que la empresa privada se convierta en el verdadero motor del crecimiento económico, la creación de empleo y la generación de riqueza, aprovechando también los fondos europeos. El llamamiento lo ha realizado durante su intervención en la XIV edición del Spain Investors Day (SID), que este año ha vuelto a reunir a más de 40 empresas cotizadas con más de 200 inversores procedentes de diez países.
Esta nueva edición ha contado asimismo con una nutrida representación por parte de los decisores públicos, gracias a la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera; el ministro de Economía, Carlos Cuerpo; el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares; el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu; el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos; el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, entre otros.
Ricardo Martínez Rico ha participado en la mesa redonda dedicada a analizar “El escenario económico español”, que ha sido moderada por Asís Martín de Cabiedes, presidente de Europa Press. En el debate también han participado Ana Aguilar, economista jefe de Deloitte Spain; Frédéric Pretet, economista jefe de BNP Paribas Exane; y Raymond Torres, director de Macroeconomía y de Análisis Internacional de Funcas.
Durante su intervención ha avanzado que la economía española crecerá en 2024 y 2025 de forma más moderada, con un incremento del PIB cerca del 2%, un buen dato en el corto plazo, que sin embargo es necesario mejorar para crear más puestos de trabajo y atender los desafíos que plantea la evolución en el medio y largo plazo. “No podemos sentirnos felices cuando analizamos nuestra tasa de desempleo, que es del 11,5%, y la comparamos con la media promedio europea del 6,4%. Para introducir reformas estructurales debemos estar convencidos de que estos nuevos empleos serán creados por las empresas privadas y por la economía privada. Por lo tanto, todas estas reformas deben de estar dirigidas a lograr este objetivo”, ha añadido.
A su juicio, uno de los grandes retos pendientes es reducir el déficit público. “La economía privada ha hecho sus deberes en términos de desapalancamiento, pero todavía tenemos un déficit público importante y una enorme deuda pública sobre PIB, lo que significa en términos financieros empresariales que el Estado llevaría quince años con un Ebitda negativo”. Por ello ha destacado que “el déficit público tiene que reducirse de una manera drástica para que la relación deuda/PIB sea sostenible”.
Sobre la capacidad del Gobierno de afrontar este desafío y cumplir con las exigencias de Bruselas, el presidente de Equipo Económico ha manifestado sus dudas de que “seamos capaces de lograrlo en esta año, teniendo en cuenta que el techo de gasto no financiero se ha situado en 190.000 millones de euros, cuando hace cuatro años era de 125.000 millones”. La reducción del déficit debe de realizarse además por la vía de un gasto menor y más eficiente, no subiendo los impuestos.
Finalmente, también se ha referido al nuevo papel intervencionista que está jugando el Estado en la economía, no solo en materia de regulación, sino también comprando participaciones específicas en empresas cotizadas e influyendo activamente en la política industrial, la transición energética o el cambio climático. En este sentido y en línea asimismo con las demandas de los inversores internacionales, ha considerado esencial que el sector público provea de un marco institucional estable y predecible.
El objetivo del SID es incentivar y fortalecer la confianza en España y contribuir a consolidar la economía española como polo de atracción de la inversión en un contexto internacional desafiante, marcado por grandes factores geopolíticos -como la Guerra en Ucrania y el conflicto entre Palestina e Israel-, macroeconómicos -como por la evolución de la inflación y de los tipos de interés-, y las grandes transformaciones en curso en materia de la revolución digital y energética, que han forzado cambios en el perfil de los inversores y en el comportamiento de las empresas.
