La deuda pública española registró un nuevo máximo histórico en el primer trimestre de 2023 al superar los 1,535 billones de euros, y se situó en el 113% sobre el PIB. De esta manera continúa la tendencia de fuerte incremento de los niveles de deuda pública desde la Gran Recesión, habiendo aumentado en más de 60 puntos sobre el PIB durante el periodo de 2009 a 2022.
En contraposición, el sector privado español ha llevado a cabo desde hace más de una década un progresivo proceso de reducción de sus niveles de endeudamiento, situándose en una posición de menor vulnerabilidad frente al actual contexto de endurecimiento de la política monetaria, de encarecimiento de los costes de financiación y de incremento de la volatilidad financiera.
No siempre ha sido así. Coincidiendo con la fundación del Euro, desde el año 2000 hasta el 2007, la deuda del sector privado español aumentó en 90 puntos porcentuales en términos de PIB, impulsada por los bajos tipos de interés y el auge inmobiliario, entre otros factores. El endeudamiento privado alcanzó su máximo en 2009 con el 204,2% sobre el PIB. Después de la Gran Recesión, tanto los hogares como las empresas iniciaron un proceso de desapalancamiento en respuesta a la lenta recuperación económica y a los requisitos más estrictos para la concesión de créditos.
Si bien el shock ocasionado por el Covid-19 propició que se rompiese con esta tendencia, la deuda privada se mantuvo lejos de los niveles alcanzados en los años previos a la crisis financiera internacional. Con la recuperación económica posterior a la pandemia, el sector privado español retomó la senda de desapalancamiento. Según el Banco de España, la deuda total del sector privado cerró el año 2022 en el 125% del PIB, el nivel más bajo desde el año 2002, con una reducción de más de 14 puntos del PIB en comparación con el año anterior. Tanto la deuda de las empresas (72,2% del PIB en 2022) como la de los hogares (53% del PIB) disminuyeron significativamente.
Por otro lado, el apalancamiento del sector público ha sufrido un proceso opuesto, en un contexto de un creciente papel del Estado en la economía para atender las necesidades asociadas a las distintas crisis, así como de acumulación de déficits primaros en las cuentas públicas durante quince años consecutivos. De forma que la deuda pública pasó de representar el 35,8% del PIB en 2007 hasta situarse en el 113% sobre el PIB en el primer trimestre de 2023. Se trata de una reducción de 5,3 puntos respecto del cierre de 2021, gracias al aumento del PIB nominal -en un contexto de fuertes presiones inflacionarias-, dado que en términos absolutos la deuda pública registró un aumento de más del 5% frente a 2021, hasta superar los 1,535 billones de euros.
Este progresivo crecimiento de la deuda pública española se produce en un momento en el que el debate sobre la sostenibilidad de la deuda ha vuelto con fuerza en la eurozona, dado el menor margen de actuación disponible por parte de la política monetaria, el incremento de los costes de financiación, el aumento de la volatilidad en los mercados financieros, la necesidad de contribuir al control de las expectativas inflacionistas y la desaceleración del crecimiento. En Europa este debate llevará también la atención a la necesidad de completar la arquitectura del euro -fundamentalmente por el lado de la incompleta Unión Bancaria- y al estado de las finanzas de los países. En este contexto, España vuelve a situarse entre aquellos países con un menor margen fiscal para hacer frente a futuras crisis; fue en 2022 el cuarto país de toda la Unión Europea con un mayor nivel de deuda pública y el quinto en cuanto a niveles de déficit.