Estados Unidos está ya creciendo de forma importante, en el tercer trimestre de 2014 alcanzó una tasa anual del PIB del 5%. Ha cerrado 2014 con una envidiable tasa de paro del 5,6%, tras crear 3 millones de empleos. Frente al estancamiento de Europa y Japón, y al peor comportamiento de los emergentes que en años anteriores, la locomotora mundial vuelve a tirar del tren gracias a su productividad y competitividad.
La fortaleza americana se ha traducido en una fuerte apreciación del dólar, cuyo principal índice se sitúa en su máximo en 9 años. La apreciación de la que es moneda de referencia internacional respecto al euro tendrá consecuencias positivas para las exportaciones europeas. En el caso de España ayudará también a la diversificación geográfica de nuestras exportaciones. Al mismo tiempo las empresas españolas verán aumentar el valor de los importantes activos denominados en dólares con los que ahora cuentan.
Hace apenas cinco años la política económica expansiva norteamericana favorecía que grandes flujos de capital se dirigiesen hacia los países emergentes en busca de elevadas rentabilidades. El escenario ha cambiado substancialmente desde mayo del año pasado como consecuencia de la progresiva retirada de los estímulos monetarios americanos y de la consecuente apreciación del dólar, la inversión busca menos estos mercados. Esta situación no es nueva, históricamente un dólar muy fuerte se ha traducido en importantes problemas para los mercados emergentes, sobre todo debido al fuerte endeudamiento público en dólares. En esta ocasión, según el Banco Internacional de Pagos, no es el sector público el que está endeudado en dólares sino el privado. A ello se une la caída del precio de las materias primas que exportan. El precio del barril de Brent está por debajo de los 50 dólares. Ambos factores han hecho que las monedas de los mercados emergentes alcancen su cotización más baja en lo que va de siglo.
No obstante, hay dos factores están contribuyendo a que los países emergentes puedan reaccionar mejor a los cambios del dólar. El primero es que se prevé para este año un crecimiento mundial del 4%, superior al de años anteriores. El segundo, especialmente relevante en países como Colombia, México o Perú, es que se encuentran mejor preparadas en términos de estabilidad macroeconómica, de independencia de sus Bancos Centrales y de menor endeudamiento externo.
Varias conclusiones a extraer del debate sobre la dependencia del dólar. Primera, las diferencias entre el desempeño de la economía americana y el resto del mundo son importantes. Europa debe continuar con las reformas y con los avances en su construcción, si quiere acercarse al crecimiento americano. Segunda, pese a que los mercados emergentes se muestran críticos con el dólar como moneda de reserva, no existe actualmente una alternativa suficientemente atractiva, por lo que tienen que seguir trabajando para que sus fluctuaciones no se conviertan en problemas. Tercera, la depreciación de las monedas emergentes es un recordatorio de la necesidad de seguir avanzando en la estabilidad macroeconómica, más que un indicador de la evolución futura de sus economías.
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