Tras larga espera llega una reforma tributaria para 2015 materializada a fecha de hoy en un anteproyecto de ley que necesitará de revisión parlamentaria. Por sus cifras, la reforma es más ambiciosa de lo que se presumía, y por tanto incidirá más favorablemente sobre la actividad económica, con un efecto previsto por el gobierno del +0,55% del PIB entre 2015 y 2016.
Destaca la reducción anunciada de la presión fiscal en el IRPF (impuesto estrella, con más del 40% de la recaudación gestionada por el Estado), para todas las rentas, pero sobre todo medias y bajas, necesaria para asegurar ganancias de actividad económica y competitividad. Las modificaciones incluyen menos tramos en la tarifa general (cinco frente a los siete actuales), con tipos más bajos: del 20% y 47% en sus dos extremos para 2015, que serán del 19% y 45% en 2016, todo ello frente a los vigentes 24,75% y 52%; el tipo máximo operará partir de 60.000 euros de base liquidable.
La reducción de tipos también alcanza a la renta del ahorro, aun manteniéndose una tarifa progresiva con tres escalones (como hoy), y no un tipo proporcional único. Los porcentajes oscilarán entre el 20% y el 24% en 2015, y entre el 19% y el 23% en 2016, frente a los vigentes 21% y 27%. Como interesante incentivo al ahorro, se crean los nuevos planes Ahorro 5, así llamados por exigir el mantenimiento de la inversión durante cinco años, instrumentados en cuentas bancarias o contratos de seguro cuyos rendimientos quedarán exentos de tributación.
Por otra parte, se aumentan los mínimos familiares. Y se mejora específicamente la tributación de discapacitados y familias numerosas, aplicando la técnica del impuesto negativo (cabe que la Hacienda Pública llegue a pagar al ciudadano en términos netos una cantidad por el IRPF).
De manera acertada, en el Impuesto sobre Sociedades se reducirá nuestro elevado tipo general (hoy del 30%, siete puntos sobre la media europea), que pasará al 28% en 2015 y al 25% en 2016, para bien de nuestra competitividad empresarial y de la imagen para el inversor extranjero.
Además, se anuncia la simplificación de las deducciones (como recomienda la comisión de expertos), aunque se respetará con mejoras la deducción por I+D+i, en línea con los países de nuestro entorno. Y se crea una “reserva de capitalización”, pendiente de mayor detalle, pero que parece reducirá la base imponible por el beneficio dedicado a autofinanciación.
Las pymes mantendrán su tipo en el 25% actual, aunque se prevé una reducción de su base imponible en hasta un 10% sin exceder de un millón de euros por el beneficio aplicado a la constitución de una “reserva de nivelación”. Esta partida podrá compensar bases negativas generadas en los cinco años siguientes.